miércoles, 7 de octubre de 2015

Unidad II Higiene aplicada a la educación física

La higiene es el conjunto de conocimientos y técnicas que aplican los individuos para el control de los factores que ejercen o pueden ejercer efectos nocivos sobre su salud
Sus objetivos son mejorar la salud, conservarla y prevenir las enfermedades o infecciones.
Se entiende como higiene:

  1. Limpieza, aseo de lugares o personas.
  2. Hábitos que favorecen la salud.
  3. Parte de la medicina orientada a favorecer hábitos saludables, en prevención de enfermedades.
  4. Reconocimiento, evaluación y control de aquellos factores y tensiones ambientales que surgen en el lugar de trabajo y que pueden provocar enfermedades, quebrantos de salud, quebrantos de bienestar, incomodidad e ineficacia de los trabajadores y los ciudadanos.
  5. La higiene personal es la parte de la medicina que trata de los medios en que el hombre debe vivir y de la forma de modificarlos en el sentido más favorable para su desarrollo.


TIPOS DE HIGIENE
En la actualidad la higiene se puede clasificar de varias maneras, las principales son: pública y privada. De la aplicación de la higiene privada se encarga el individuo y entre sus principales objetivos destacan el aseo corporal y la limpieza del entorno. La higiene pública, por otra parte, es aquella en cuya aplicación interviene la autoridad que adopta medidas colectivas para el saneamiento de comunidades, como la obtención de agua potable o la construcción de redes de alcantarillado, prescribe reglas profilácticas y organiza campañas sanitarias preventivas como los programas masivos de vacunación que representan una pieza clave en la lucha contra las enfermedades infecciosas. Además de estos dos grupos, se pueden clasificar los tipos de higiene atendiendo al fin que tienen cada uno de ellos como puede ser: 

Higiene deportiva
La higiene deportiva significa mantener una serie de hábitos que ayudan a obtener el máximo rendimiento con el ejercicio físico y a realizarlo lo con la máxima garantía de tener ningún problema.
Estos hábitos se pueden clasificar de varias maneras. En este caso se clasificarán de la siguiente manera: condiciones previas al ejercicio, condiciones durante el ejercicio y condiciones posteriores al ejercicio.


Condiciones previas al ejercicio 
El correcto punto de partida para realizar cualquier ejercicio físico es una revisión médica. Sirve para detectar cualquier posible anomalía de nuestro organismo. 
No se debe hacer coincidir la práctica de ejercicio físico con la digestión de una comida. Debe preverse que pasen dos horas como mínimo entre la comida y práctica deportiva. 
Se realizará un calentamiento previo, suave y progresivo, que acondicione el organismo. 


Condiciones durante el ejercicio
Hay que utilizar material apropiado a la actividad que se esté realizando. Se Debe combinar comodidad y eficacia, además de ser transpirable. 
La práctica de ejercicio se hará con la intensidad adecuada al nivel de condición física. 
Durante el esfuerzo hay que beber líquido, fundamentalmente, si se trata de un ejercicio de larga duración. 


Condiciones posteriores al ejercicio
Unos minutos de actividad física muy suave (paseo, carrera muy tranquila, unos ligeros estiramientos) acelerarán la recuperación postesfuerzo. 
Debe tomarse una ducha después de la actividad física. Ayudará a una recuperación mas eficaz, además de ser fundamental para una correcta higiene corporal. 
Una vez acabado el ejercicio, debe hidratarse correctamente (bebiendo pequeñas, pero frecuentes cantidades de agua). Influirá decisivamente en la recuperación. 




Higiene corporal
La higiene corporal incluye un conjunto de prácticas destinadas a mantener una correcta limpieza del cuerpo, en especial de la piel y sus anexos: los cabellos y las uñas.
Entre ellos cabe destacar la importancia de la higiene cutánea (la limpieza de la piel) ya que es el órgano externo que tiene la mayor superficie y nos defiende de todo tipo de agresiones externas.
Para poder tener la piel en buen estado se deben remover las secreciones glandulares, piel descamada y polvo con regularidad, pero sin abusar de productos detergentes o agresivos como pueden ser los Cloros y lavavajillas.
Con todo ello hay que decir que la piel es un tejido resistente, pero a la vez delicado, razón por la que hay que cuidar su higiene ya que es diariamente sometida a gérmenes y agentes físicos y químicos.


Unidad II Gasto energético

El balance energético de un individuo se define como la diferencia existente entre la energía ingerida y el gasto energético o energía total empleada. Los hidratos de carbono, las grasas y las proteínas son los substratos de los que se obtiene la energía utilizada para el trabajo biológico y abastecimiento del resto de necesidades energéticas. A pesar de la gran variación diaria en la cantidad de energía ingerida y en el gasto energético, el peso corporal permanece relativamente estable. Todo esto sugiere la existencia de un mecanismo de homeostasis neuroendocrino que defiende fuertemente un determinado estado de composición corporal individual. La regulación del balance energético se realiza mediante señales aferentes, hacia el sistema nervioso central, que informan sobre el estado nutricional del organismo y son traducidas en señales eferentes que modifican la ingesta y el gasto energéticos.

El objetivo final del metabolismo de los nutrientes es la producción de energía. La vía más común de extracción de energía química a partir de los substratos es la oxidación completa de los mismos (carbohidratos, grasas y proteínas) hasta conseguir CO2 y H2O. El calor que se obtiene en esta combustión biológica se utiliza para mantener la temperatura corporal, biosíntesis, transporte activo, contracción muscular, etc. Para ello, parte de la energía es almacenada en moléculas de alta energía como es el caso del ATP. El ADP acepta energía de otros substratos convirtiéndose en ATP y, posteriormente, la hidrólisis del grupo fosfato del ATP cede energía allí donde se necesita. Según la primera ley de la termodinámica: “la energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma en un intercambio con el medio ambiente”, de esta manera, el término energía sugiere un estado dinámico relacionado con una condición de cambio.




Componentes del gasto energético y sus determinantes en el niño y el adolescente

El gasto energético diario total en el niño y el adolescente se compone del gasto energético en reposo (GER), termogénesis inducida por la dieta (TID), actividad física y crecimiento. Este último, aunque muy importante en las edades pediátricas, es demasiado pequeño para ser medido excepto en recién nacidos en los que el crecimiento es muy rápido.

El GER es la energía necesaria para mantener las funciones vitales y la temperatura corporal en ambiente neutro. Supone un 65- 70% del gasto total, excepto en niños con enfermedades crónicas en las que el metabolismo basal está incrementado, o cuando realizan deportes de competición de alto consumo aeróbico, situación en la que es proporcionalmente menor. El GER en niños aumenta desde el nacimiento hasta la pubertad porque existe un incremento en el tamaño corporal. Por el contrario, cuando el gasto energético en reposo es expresado por kilogramo de peso corporal o de masa no grasa, aumenta durante el primer año de vida, pero disminuye posteriormente hasta los 20-25 años. En niños y adolescentes, la masa no grasa explica hasta un 80% de la variación del GER, la edad y el sexo añaden, respectivamente, un 3-4% y un 1% a la cifra anterior. El gasto energético en reposo es mayor en el sexo masculino respecto al femenino incluso en la época prepuberal.

La TID constituye del 5% al 10% del gasto energético total. Es la energía necesaria para que tengan lugar los procesos fisiológicos de digestión, absorción, distribución y almacenamiento de los nutrientes ingeridos. La TID aumenta linealmente con la cantidad calórica ingerida y varía según la composición cualitativa de los alimentos, siendo mayor con alimentos ricos en proteínas frente a carbohidratos o grasas. Otros factores que influyen son la palatabilidad de los alimentos, el tiempo de ingestión, la predisposición genética, la edad, capacidad fisiológica en los procesos de digestión y distribución-almacén de nutrientes, sensibilidad a la insulina, etc..

El gasto energético producido por la actividad física (GEAF) es el que se emplea para realizar una serie de actividades o comportamientos que implican movimiento corporal, o sea, actividad del músculo esquelético. Supone un 25-30% del gasto energético total aunque estas cifras varían mucho inter- e intra-individualmente. En el GEAF influyen el sexo, la edad y desarrollo puberal. Los niños y adolescentes varones presentan unos valores de actividad física significativamente mayores que los del sexo femenino. En niñas, la actividad física disminuye a partir de los 6,5-7 años de edad mientras que en los niños aumenta hasta la época prepuberal. En general, los niños y niñas prepúberes son más activos que los púberes y post-púberes. Otro determinante de la actividad física es el grado socioeconómico y el ambiente familiar. Estudios realizados en nuestro entorno han mostrado que los niños de categoría socio económica baja hacen menos ejercicio físico que los de alta y permanecen más horas frente al televisor. 



Unidad II Relación del proceso metabólico y la actividad física

Las actividades corporales imponen un continuo gasto de energía y una transformación constante de elementos que deben entrar en el cuerpo previamente en forma de alimentos. El organismo humano funciona de la misma manera que un motor y jamás llegará a fortalecerse, por mucho ejercicio que se haga, si no está debidamente nutrido. No se trata de comer en exceso, sin tener en cuenta lo que se consume, a pesar de que se cree que a más comida más gordo, por lo tanto, más vigoroso y más sano se está. El peso aumenta siempre que no se gasta el contenido energético de las sustancias nutritivas, sean muchas o pocas las que se ingieran. La digestión, o transformación de los alimentos en materias solubles y asimilables por el organismo, con expulsión de los productos de desecho, es un proceso en el que intervienen órganos encargados de esa función. Resulta comprensible que cualquier deficiencia o lesión en los órganos que intervienen en la digestión motive escasez en la elaboración de las sustancias nutritivas, o defectos de elaboración, que pueden causar diversas enfermedades. Una nutrición adecuada suministra energía imprescindible para la mayor parte de los procesos del organismo entre otras muchas funciones.
Para la actividad física es siempre necesario un gasto considerable de energía por parte de los músculos. Los procesos del metabolismo influyen de manera directa y de gran importancia en la posibilidad de llevar a cabo este tipo de actividades. Como vimos anteriormente, el anabolismo es el responsable de la síntesis de biomoléculas, que se traduce en la fabricación de tejidos. Para un deportista esto puede llegar a ser una necesidad primordial, porque es el medio por el cual aumenta su masa muscular y corporal y desarrolla su físico. Un deportista bien alimentado, con una nutrición balanceada y un metabolismo correcto conseguirá ir aumentando gradualmente el tamaño de sus músculos y fortalecerlos.
Por otro lado, el catabolismo durante la actividad física tiene la importancia directa en la obtención y utilización de energía a partir del rompimiento de biomoléculas energéticas. Vimos anteriormente sobre la molécula energética por excelencia, el adenosin trifosfato, o ATP. Para poder llevar a cabo una actividad física adecuadamente, e incluso una actividad académica (Se ha observado que lo niños que no ingieren un desayuno fuerte rinden en sus estudios la tercera parte de lo que son capaces, porque dan muestras de cansancio, de abulia o de escasa actividad), es necesario tener una buena alimentación. En el catabolismo, la obtención de energía permitirá mantener el cuerpo en actividad física constante, realizar los movimientos y soportar el esfuerzo físico durante un tiempo determinado. Esto no quiere decir que mientras más comida se ingiera, mayor energía se tendrá. El proceso de mejoramiento del rendimiento se da combinando factores como nutrición y condición física con el desempeño, interés y constancia de una manera equilibrada y gradual.
Problemas metabólicos o alimenticios llevan a un bajo desempeño en la actividad física por desequilibrio entre lo que se fabrica (anabolismo) y lo que se destruye. Estos trastornos pueden ser fatales para las personas. Entre los ejemplos comunes de estas dificultades están la obesidad, la anorexia y la bulimia. En la obesidad, se ingiere alimento en exceso y no se hace suficiente ejercicio para formar el cuerpo y desgastar el exceso de alimento. Las otras dos enfermedades tienen que ver con la falta de alimentación que lleva a un peso muy por debajo de lo necesario, y que no permite soportar el desgaste del ejercicio por falta de nutrientes. Es necesario conocer el metabolismo personal para saber la velocidad de síntesis y destrucción de biomasa y llegar al equilibrio requerido.
Los esteroides anabolizantes son hormonas sintetizadas por el ser humano que inducen al aumento de peso y de masa muscular. En su origen se desarrollaron para ayudar a los pacientes con cáncer y a las víctimas del hambre y procedían de la hormona sexual masculina testosterona. En las últimas décadas, se ha producido un abuso del empleo de esteroides por parte de muchos atletas con la esperanza de mejorar su rendimiento físico. Además de la deslealtad que supone su uso en las competencias deportivas, los esteroides pueden tener graves efectos secundarios, psicológicos y fisiológicos, incluyendo una conducta cada vez más agresiva y el cáncer hepático.